Salvada poe médicos del IMSS
Ciudad Juárez, Chihuahua. – Mientras celebraba el fin de año en casa de unos amigos, en Ciudad Juárez, Chihuahua, Rita Nohemí Gutiérrez Arreola, mamá de tres hijos, fue alcanzada por una bala perdida que atravesó su cabeza y que quedó alojada en el cráneo.
La vida de Nohemí, de 28 años de edad, corría peligro a cada minuto por la pérdida acelerada de sangre. El impacto de la bala la hizo caer y se estrelló contra una mesa de madera, lo cual le provocó también una herida profunda en la frente.
“Mi esposo estaba conmigo y él fue el que me trajo al Hospital (General Regional) No. 66; estuve consciente todo el traslado, me sentí en confianza cuando entré y llegaron los enfermeros para darme los primeros auxilios; recuerdo que me sentaron en una silla y fue cuando perdí la conciencia. A mí me ayudaron mucho aquí, fue todo muy rápido y hasta ahorita me han dado todo el medicamento que necesito para mi recuperación”, relató.
El pensamiento centrado en tres pequeños de diez, ocho y tres años de edad que necesitan de su mamá, le dio la fuerza necesaria a Nohemí para luchar por su vida, que previo y durante la cirugía para la extracción de la bala, corrió peligro.
El doctor Horacio Rafael Tinoco Vázquez, neurocirujano y director del Hospital General Regional (HGR) No. 66 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Ciudad Juárez, Chihuahua, se encontraba en una reunión familiar cuando recibió en su celular, la madrugada del 1° de enero, el estudio de imagenología de una mujer con una bala en su cráneo.
No dudó en acudir de inmediato al hospital, pues la gravedad de la herida en el cerebro podía agravarse a cada minuto. Recuerda que Nohemí ingresó al hospital por el servicio de urgencias con una lesión que comprometía de manera significativa el tejido cerebral y la audición del lado derecho.
“Una herida de proyectil de arma de fuego en cualquier parte del cuerpo compromete la vida, pero más siendo una lesión a nivel craneal; el cerebro es la estructura más importante del cuerpo y no puede ser sustituido como puede ser el caso del corazón o un hígado; era una situación que ponía en eminente riesgo su vida y no sólo de sus funciones”, indicó.
El éxito en el caso de Nohemí, dijo, fue el traslado y la atención oportuna que recibió en las primeras horas tras el impacto de la bala; luego de una cirugía de más de tres horas, el equipo multidisciplinario pudo extraer el proyectil que no ocasionó una lesión demasiado extensa y tampoco comprometió las principales funciones cerebrales.
En el transcurso de su recuperación, uno de los mayores temores de Nohemí fue la posibilidad de perder parcialmente la memoria. La dieron de alta el 6 de enero, el Día de Reyes pudo regresar a casa.
“No había visto a mis hijos por estar hospitalizada, cuando salí de alta llegué a la casa, los vi y fue una sensación única, pensar que sus recuerdos en mi mente se iban a borrar y que es lo más precioso que yo tengo, fue algo muy fuerte; los agarré y los abracé, no quería yo soltarlos. Ellos me vieron, corrieron y me abrazaron: mami, te extrañamos; por eso estoy muy agradecida que hayan salvado mi vida”, recordó.